Separar la Paja del Trigo
Edición Especial Opidata | Libertad religiosa, tolerancia y la búsqueda de lo esencial
Introducción
El texto «Separar la paja del trigo» reflexiona sobre la importancia de la libertad religiosa y la necesidad de diferenciar entre los elementos esenciales y no esenciales en las religiones. El autor argumenta que la imposición de creencias religiosas por la fuerza es contraproducente y causa rechazo y violencia. También destaca que la verdadera religión debe inspirar bondad y que la fe genuina no puede ser forzada, apoyándose en las ideas de Arnold Toynbee y John Locke sobre la libertad de creencias.
La libertad religiosa no puede imponerse. La verdadera fe inspira bondad y respeto mutuo. A partir de las reflexiones de Toynbee y Locke, este artículo invita a discernir lo esencial de lo accesorio en las religiones y a rechazar la violencia en nombre de la fe.
Contexto Histórico
En Europa en el siglo XVII y XVIII luego de la época de las Guerras Religiosas entre católicos y protestantes, muchos reflexionaron desde su fe religiosa acerca de la necesidad de la mayor libertad religiosa posible, sosteniendo que la creencia religiosa no puede imponerse por la fuerza. Otros lo hicieron con un espíritu más escépticos hacia la religión y sus instituciones las Iglesias Cristianas. Un resultado fue el libro de Thomas Hobbes, “Leviatán, o La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil”.
En su libro “El Historiador y la Religión” de Arnold Toynbee, resultado de una serie de conferencias en la Universidad de Edimburgo, hace una serie de apreciaciones que a la luz de los años que han pasado pueden ser catalogadas de proféticas.
El historiador señala que “En la vida de las religiones superiores la tarea de criba es permanente, pues su cosecha histórica no está compuesta de grano puro. En la herencia de cada una de las religiones superiores advertimos la presencia de dos tipos de ingredientes. Hay verdades y dictados esenciales y hay prácticas y proposiciones no esenciales”.
Toynbee ve en las primeras “verdades y valores esenciales que son válidos en todos los tiempos y lugares…” y agrega que “cuando estudiamos los documentos que, de la epifanía de las religiones superiores, encontramos ya allí la luz de estas verdades y dictados, aunque su brillo sea tenue”. Advierte por igual que “si imagináramos un mundo futuro en el que se hayan extinguido las religiones superiores hoy vivas, sería difícil imaginar la vida del hombre sin esos mismos dictados y verdades que iluminarán su senda y guiaran sus pasos, como en el pasado”.
Agrega que: “en efecto, las verdades y dictados contenidos en las religiones superiores parecerían tener vidas aún más largas que la de las propias religiones superiores”. Aduce además que “la tolerancia no es perfecta mientras no se haya transfigurado en amor”. Agrego por mi parte que cuando la tolerancia sube un escalón, mediante el impulso del amor, se convierte en respeto mutuo.
Toynbee basándose en citas de la obra de P. Bayle, Dictionaire historique et critique, editado en Rotterdam en 1720 y de la “Carta concerniente a la Tolerancia” de John Locke señala varios principios esenciales.
El primero, que recurrir a la fuerza para imponer sus designios religiosos provoca un rechazo que se vuelve contra el agresor u opresor. La búsqueda de la libertad religiosa fue un poderoso motor para el logro de las libertades públicas como lo muestran la Revolución Gloriosa en Inglaterra y la Emancipación de EE.UU.
Segundo, el conflicto religioso es una calamidad pública que fácilmente se convierte en peligro público por genera violencia y guerra.
Tercero, el conflicto religioso es pecado por que excita la maldad humana. La religión existe para inspirar la bondad humana y cuando se usa a Dios y la religión para el odio, es un mal uso del nombre de Dios.
Cuarto, la persecución religiosa es un acto de maldad. Locke decía “En materia de religión, nadie puede ser obligado, ni por la ley ni por la fuerza”. Y que “Toda la vida y poder de la verdadera religión consiste en la convicción plena e íntima del espíritu, y la fe no es fe sin esto…”.
En último término, todos quienes buscan a Dios o la Realidad Absoluta son hermanos o compañeros de ruta en el logro de la meta más preciada de la vida humana que es la comunión intima con su Creador.