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Ética y diplomacia: una oportunidad para el equilibrio multilateral desde América Latina y el Caribe

✍️ Por Allen Peña García.1

🌎 El desafío del multilateralismo en tiempos de fragmentación

En un tiempo donde el desconcierto internacional y la fragmentación institucional ponen a prueba los cimientos de nuestras democracias, la política exterior de los Estados debe renovarse, no solo en sus instrumentos técnicos, sino en la claridad moral de sus propósitos. El multilateralismo, si desea perdurar como principio civilizatorio, exige más que diplomacia estratégica: requiere una ética pública orientada al bien común, a la dignidad humana y a la construcción de un orden internacional justo.

🇩🇴 República Dominicana: una diplomacia ética en acción

Desde América Latina y el Caribe -y en particular desde la República Dominicana- se abre paso una visión de política exterior coherente con estos principios. Lejos de replicar fórmulas anacrónicas o discursos vacíos, se está apostando por una diplomacia activa, técnicamente sólida y éticamente comprometida. Una diplomacia que comprende que la estabilidad de las naciones no se construye únicamente con tratados, sino con integridad institucional y sentido de responsabilidad hacia las futuras generaciones.

En este marco, la República Dominicana ha dado pasos importantes que merecen ser destacados. Su política exterior ha evolucionado en los últimos años hacia una mayor articulación con organismos multilaterales, una diversificación madura de vínculos bilaterales y una revalorización del servicio exterior como instrumento estratégico. Particularmente, ha sido notable el compromiso con la ética en el manejo de temas sensibles como la migración, procurando siempre que la acción del Estado se enmarque en el respeto a la dignidad humana, la soberanía nacional y el orden jurídico internacional.

🛡️ Principios republicanos en la gestión del servicio exterior

Un elemento digno de reconocimiento ha sido la correcta aplicación de los principios de alternancia y rotación en la estructuración del personal diplomático, lo cual ha permitido una profesionalización más efectiva del servicio exterior, promoviendo tanto la transparencia como la renovación institucional. Esta práctica constituye un ejemplo de cómo las virtudes republicanas pueden integrarse en la administración pública, generando confianza tanto dentro como fuera del país.

🚫 Contra el populismo diplomático: coherencia entre valores y decisiones

Contrario a percepciones interesadas, la República Dominicana ha asumido su papel geopolítico con responsabilidad, evitando el populismo diplomático y apostando por la coherencia entre valores y decisiones. Su política migratoria, por ejemplo, ha sido diseñada en armonía con estándares internacionales, al tiempo que protege la institucionalidad democrática y la seguridad regional.

🌐 La ética como eje articulador de la política internacional

Uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo es evitar que la política exterior de nuestros países se convierta en una simple gestión de intereses circunstanciales. Si queremos construir un legado para las Américas, necesitamos que la ética deje de ser un discurso accesorio y pase a ser un eje articulador de la acción internacional. Es imperativo que las decisiones diplomáticas respondan a criterios de justicia, equidad y solidaridad, en lugar de los cálculos de corto plazo.

✨ Un modelo regional desde América Latina y el Caribe

La experiencia dominicana sugiere que sí es posible articular realismo y valores; pragmatismo e ideales. Que una nación de tamaño medio puede convertirse en referente de integridad regional si orienta sus políticas hacia la dignidad de la persona humana, el respeto al derecho y la promoción del bien común.

Este enfoque debe inspirar a América Latina y el Caribe en su conjunto. Nuestra región está llamada a liderar un nuevo tipo de multilateralismo: más humano, más transparente, más centrado en las personas. Para ello, necesitamos instituciones guiadas por la virtud, gobiernos animados por el deber y pueblos movilizados por un renovado civismo. No se trata solo de reformas técnicas: se trata de recuperar el alma ética de la política exterior.

🕊️ Diplomacia ética: una urgencia histórica para el continente

Legado a las Américas ha defendido con firmeza estos principios, convencido de que el renacimiento del orden democrático en el continente solo será posible si la política -nacional e internacional- se reencuentra con los valores perennes que le dan legitimidad. En ese camino, la diplomacia ética no es solo una opción deseable: es una urgencia histórica.

  1. El autor es abogado y docente universitario de grado y postgrado de derecho y de relaciones internacionales; posee maestría en negocios y relaciones económicas internacionales, máster en dirección de la administración pública y actualmente es doctorando (PhD) en economía y gobierno. ↩︎

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